Al hacer alusión a la Autonomía, debemos recordar que en la Declaración de Principios del S.N.T.E., se rechaza terminantemente la intervención o ingerencia de factores extraños que, de buena o mala intención, pretendan suscitar controversias de carácter político e ideológico en el seno de la organización.
Del mismo modo, se postula el respeto a los principios de asociación y autodeterminación que sustentan la vida independiente de los organismos sindicales, por la convicción de que sólo en la existencia de un movimiento social organizado, con carácter autónomo, descansa la permanencia de las instituciones revolucionarias del país.
La Autonomía, la Soberanía, la Auto-determinación, son postulados que han de prevalecer en todo sindicato, como condiciones indispensables para su supervivencia.
En la vida interna de un organismo sindical, nadie, absolutamente nadie extraño a él debe inmiscuírse.
Así como en el plano internacional de un país tiene derecho para elegir su sistema de vida propio y la forma de gobierno que más convenga, una agrupación organizada de trabajadores habrá de dirigir con entera libertad, el rumbo de su propio destino.
Ni partidos políticos, ni gobernantes, ni funcionarios públicos o de la Educación, intervienen en los asuntos internos de esta organización, porque nadie tiene derecho a decidir las estrategias, las líneas ideológicas y los cauces políticos que únicamente al Magisterio le corresponde determinar. Esta, quizá, ha sido la clave para el admirable status económico y social que la Sección 38 ha podido alcanzar.
La Sección 38 ha logrado hacer cumplir este principio, a pesar de que en su historia no pocos detractores gratuitos han pretendido con fines bastardos violar su independencia y quebrantar la envidiable unidad que se da entre todos sus miembros. Afortunadamente, cuando se han presentado estos intentos, los trabajadores al servicio de la educación en Coahuila, ofrecen una conducta sindical ejemplar, han respondido cerrando filas y eliminando los espacios por los que pudiera filtrarse alguna influencia externa, ejercida con el insano deseo de fomentar la anarquía y crear el divisionismo.

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